Sabíamos que
éramos muy inocentes
Para caer en
el juego del amor.
Demasiado
jóvenes para saber
Que de una
persona no vale depender.
Escasamente
maduros para entender
Que el alma
también libre puede ser.
Nos encantamos
con la idea de querer,
Sin
sospechar que podía doler,
Por eso
escapamos del otro
Un día de
sol en Septiembre.
Catalina Guerra Silva
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